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Alcohólicos Anónimos y la Mujer

Alcohólicos Anónimos y la Mujer 

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La mayoría de la gente relaciona el problema del alcoholismo con concepciones de moral, de vicio o de alguna manera con una subcondición que coloca a la alcohólica ante la crítica y el desprecio implacable de aquellos que no entienden ni pueden aceptar una manera incontrolable de ingerir alcohol (incluyendo al mismo alcohólico), o ante la lástima, el dolor y la impotencia de aquellos seres que rodean a quien padece esta enfermedad.

Para la mujer tal problema se complica aún más, porque ser alcohólica según el criterio común es ser una "mujer perdida", "mujer sin virtudes y sin moral", "mujer ruin", situación ésta que si en el alcohólico es grave, en la mujer toma dimensiones realmente insospechadas. Pero tales criterios se encuentran por completo lejos de la verdad; el alcoholismo (ello no lo ha inventado Alcohólicos Anónimos) es una enfermedad y desde hace más de 50 años, diversas Asociaciones Médicas de diferentes países del mundo han diagnosticado el alcoholismo como una enfermedad incurable, (una vez perdida la capacidad de controlar la manera de beber no se recupera nunca tal capacidad), progresiva, insidiosa, irreversible y colmada de fatalidades.

De acuerdo a la experiencia de muchos alcohólicos, ahora sin beber en A.A., el alcoholismo tiene entre sus características más desconcertantes, el hecho de que conforme va avanzando la enfermedad, en la misma medida es más difícil aceptar que se está enfermo. Esto ocurre a la inversa de cómo sucede con otras enfermedades: supongamos que a un diabético o a un tuberculoso (o a cualquier otro enfermo) le son presentadas pruebas de su mal por medio de análisis, rayos X, etc.; enseguida el enfermo se convence de la realidad de su mal. Pero el caso del alcohólico es diferente: le podrán presentar mil pruebas y, debido a que entre otras cosas el alcoholismo es una enfermedad mental, es mucho menos probable de que se convenza de que es un alcohólico.

La mujer alcohólica no escapa de esta situación. Sin embargo, existen otras circunstancias que complican aún más este cuadro desolador y es por parte de los familiares y allegados a la mujer alcohólica. Por regla general los familiares tratan a toda costa de ocultar todo indicio que pudiera indicar en la gente de afuera que existe un problema de alcoholismo en la madre, hermana, esposa o abuela, en casa. De esta manera los familiares se vuelven cómplices en el afán, que ya de por sí existe como tendencia en la alcohólica, de ocultar por todos los medios su adicción por el alcohol.

Cuando esporádicamente la mujer alcohólica desea hacer un esfuerzo para enfrentar su situación, enseguida es neutralizada con expresiones como esta: "¡Pero que barbaridad hijita, tú no puedes ser una alcohólica, eso sólo pueden serlo otra clase de mujeres! De otra manera sería en vano la buena educación que de nosotros has recibido. Haz el favor de que no se te vuelva a ocurrir semejante aberración".

Alcoholismo es haber perdido la capacidad de controlar la manera de beber. El problema no son la bebidas alcohólicas sino qué sucede con usted cada vez que bebe: se siente sola, confundida, siente nostalgia y melancolía, siente impotencia, rabia y hasta pena de si misma, siente que su personalidad cambia después de la primera copa, tiene dificultades para recordar lo que dijo o hizo mientras bebía.

El oscuro panorama cambia cuando la mujer alcohólica hace contacto con A.A. Precisamente la clave del éxito de la Agrupación consiste en este hecho básico: cuando dos o más alcohólicos se reúnen con el propósito de resolver su problema común se establece un puente de comprensión que facilita la transmisión de experiencias que permite a unos conservar la sobriedad y a otros lograrla.

Todas aquellas mujeres que guarden en lo más profundo de su ser el deseo íntimo de dejar de beber y de sufrir por esta causa y desea obtener más información acerca de la solución al problema del alcoholismo que ofrece A.A., puede acudir a un grupo de Alcohólicos Anónimos de manera confidencial y gratuita.

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